Veintiún años exactos duró la borrachera de soberbia unipolar de EEUU, de 1989, año del derrumbe del Muro de Berlín, a 2010, año del Crack Hipotecario e inicio del fin del capitalismo salvaje.
Ahora más que nunca, están vigentes los conceptos del Marxismo, despojados ya de los jaloneos de la "Guerra Fría".
Netzahualcóyotl Zaragoza Jiménez
Notas sobre la vigencia del marxismo
Por: Raúl Romero
Unas horas antes de emprender su recorrido por México y
Cuba, Joseph Ratzinger comentó –en referencia al gobierno de Cuba- que era
evidente que “la ideología marxista como era concebida ya no responde a la
realidad y así no se puede construir una sociedad”. La declaración que dio
Benedicto XVI adquiere importancia más allá de los fines políticos de su primer
visita a América Latina, pues lo que expresó es una idea que constantemente
venimos escuchando por parte de intelectuales y políticos liberales,
neoliberales y hasta por una parte de la socialdemocracia que hoy se
autoproclama como izquierda "moderna".
Fomentar la idea de
que el marxismo es anacrónico no es más que una estrategia de lo que Marcuse
denominó el "pensamiento unidimensional", el cual tiene como principal objetivo
imponer la ideología de la clase política dominante; es decir el capitalismo.
La estrategia no es nueva: encontramos su fase más exitosa luego de la
desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) cuando
el economista Francis Fukuyama decretó el fin de la lucha de clases (motor de
la historia para los teóricos marxistas), el fin de las ideologías y, por lo
tanto, el fin de la historia.
Sin embargo, el
marxismo –entendido como un sistema conceptual así como un programa político- hoy es
más vigente que nunca. La mayor parte de los conceptos, así como la metodología
aportada por Marx y Engels, siguen siendo útiles para explicar la sociedad
actual. Por ejemplo, la sociedad sigue estando dividida en dos: aquellos que
han acumulado las riquezas más exorbitantes y que son dueños de múltiples
corporaciones, y el resto de la sociedad. Ese fue el gran acierto del movimiento
de los indignados en EUA, señalar que tan sólo el 1% de la población mundial es
dueña del 40% de la riqueza mundial. Así mismo, la explotación, la acumulación,
la enajenación y fetichización del trabajador siguen estando presentes en el
mundo de hoy.
Como proyecto
político, el socialismo también sigue siendo una alternativa real ante la
barbarie capitalista que actualmente vivimos. Frente a la crisis civilizatoria
en la que hoy estamos sumergidos, entendida como una crisis que toca todas las
actividades humanas, es necesario construir un socialismo democrático y
emancipador. No es exagerado decir que en ello nos jugamos el futuro como
humanidad, pues de seguir con el modo actual de producción y consumo, estamos
condenados a la extinción. Hoy ha quedado atrás aquella frase de Rosa
Luxemburgo que luego inmortalizaron Cornelius Castoriadis y Claude Lefort:
Socialismo o Barbarie. Hoy, es preciso decirlo con todas sus letras y sin
eufemismos: Socialismo o Extinción.
Afortunadamente, el
fantasma de la alternativa ha comenzado a recorrer nuevamente al mundo; sólo
que hoy se nos presenta renovado y con las lecciones aprendidas. Así, podemos
decir que ese sentimiento de indignación que ha provocado que miles de hombres
y mujeres salgan a las calles por todo el mundo a reclamar lo que les
pertenece, es la continuación de aquello por lo que lucharon las generaciones
pasadas y que llamaron comunismo.
Digámoslo fuerte y
sin temor a ser considerados como “pasados de moda”: mientras el mundo sea
gobernado bajo el sistema capitalista, el marxismo estará vigente y el
socialismo será una opción.
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