El paro magisterial del 12 de noviembre de 1968.
Por: Gerardo Peláez Ramos
Cuando la sociedad mexicana presencia el movimiento
magisterial más grande de nuestra historia; en la mayor extensión del
territorio nacional, incluyendo a Quintana Roo, Baja California, Campeche y
Veracruz; con un programa claramente político y que se vincula, mediante
variadas formas, con la agenda política de las fuerzas sociales y políticas
populares en defensa del petróleo y la electricidad, de las conquistas
históricas de los trabajadores y los sindicatos, de las formas de autogobierno
indígenas, de la soberanía nacional, y en contra de la entrega del país a los
mayores explotadores y guerreristas del mundo: los monopolios y gobiernos de
Estados Unidos, no está de más abordar un paro de maestros ocurrido hace 45
años en la capital de la República.
En 1968 las masas de estudiantes universitarios,
politécnicos, chapingueros y normalistas fueron capaces de realizar un gran
movimiento por la democracia y en contra del autoritarismo del régimen del
Partido Revolucionario Institucional, de conquistar el apoyo de una enorme
mayoría del pueblo mexicano y de formar el Consejo Nacional de Huelga, siendo
acompañados por la recién constituida Coalición de Maestros de Enseñanza Media
y Superior Pro Libertades Democráticas. Pero además, el movimiento estudiantil-popular
logró que muchos miembros de filas de la Sección IX del Sindicato Nacional
Trabajadores de la Educación, que agrupa a las educadoras y a los maestros de
banquillo, estallaran un paro de labores el 12 de noviembre de ese histórico
año. Con motivo de esa paralización de actividades se publican las siguientes
líneas.
De cara a la proximidad del VIII Congreso Nacional del SNTE,
el Movimiento Revolucionario del Magisterio celebró en noviembre de 1967 su I
Asamblea Nacional, en la cual Othón Salazar afirmó: “Somos partidarios firmes y
conscientes de la unidad y por ello lucharemos también contra los enemigos de
las luchas unitarias y contra los que traicionan a los trabajadores.
Naturalmente, ésta no será una tarea sencilla para nosotros, y menos puede
serlo ahora que la política desarrollada por el MRM abre una nueva
perspectiva”. (1)
Más adelante, agregó: “Algunos piensan de buena fe que hemos
equivocado el camino al orientarnos por la participación en el Comité de la
Sección IX del SNTE y, en general, en los órganos directivos de nuestro
sindicato. Ellos parten de la idea de que nuestros cuadros sindicales se
desprestigian si alternan con dirigentes reformistas o gubernamentalizados; que
el MRM cae en el oportunismo si no sostiene la línea del enfrentamiento y la
oposición sistemática a todos los líderes actuales”. (2)
En la capital de la Federación, el 15 de diciembre de 1967
Gustavo Díaz Ordaz inauguró oficialmente el VIII Congreso Nacional Ordinario
del sindicato de maestros, mismo que continuó sus trabajos del 18 al 21 de ese
mes en la Ciudad de Oaxaca.
La reunión aprobó un pliego petitorio que planteaba: “Que a
partir del 1º de enero de 1968 se conceda a todos los trabajadores de la
educación los aumentos de sueldo y compensaciones que se señalan a
continuación:
1. Un aumento general del 25 por ciento en el sueldo
presupuestal.
2. Un aumento del 100 por ciento en la compensación por
antigüedad en el servicio denominado quinquenios y que dicha prestación se haga
extensiva al personal directivo, de supervisión y administrativo de base, así
como a los maestros en servicio no titulados.
3. Una compensación mensual de 400 pesos por concepto de
renta de casa.
4. Una compensación mensual de 200 pesos para gastos de
transporte, a los trabajadores que no disfrutan de esa prestación.
5. La descongelación de la cuota de sobresueldos y un
aumento del 25 por ciento en los mismos, para todos los trabajadores de la
educación.
6. El otorgamiento para todos los trabajadores de la educación de tres meses de sueldo presupuestal y sobresueldo, por concepto de la compensación anual denominada aguinaldo”. (3)
6. El otorgamiento para todos los trabajadores de la educación de tres meses de sueldo presupuestal y sobresueldo, por concepto de la compensación anual denominada aguinaldo”. (3)
Asimismo, la asamblea acordó: “Que se presenten las
peticiones de inmediato y que en un plazo razonable se cite a un consejo
nacional para examinar las respuestas dadas por las autoridades y tomar las
medidas correspondientes para una solución efectiva”. (4)
En clara violación de los puntos resolutivos del VIII
Congreso Nacional, el CEN no presentaba a tiempo el pliego petitorio; por ello,
el MRM expuso que ya era hora de presentarlo: “Estamos a finales de febrero y,
a nuestro juicio, ha transcurrido ya un tiempo más que razonable para presentar
el pliego de peticiones.
Creemos que es indispensable que tal pliego sea de inmediato
estudiado ampliamente y aprobado por el Comité Ejecutivo Nacional.
Los maestros del país tienen puesta su atención en las
gestiones inmediatas que haga el Comité Nacional para alcanzar los acuerdos del
VIII Congreso. Esperan que, en primer lugar, se les informe detalladamente,
publicando para conocimiento de todos sus miembros el pliego petitorio.
Asimismo, están dispuestos a participar activamente y no como simples
espectadores en las medidas de apoyo al pliego petitorio”. (5)
Por fin, el 12 de marzo de 1968, el SNTE, encabezado por
Félix Vallejo Martínez, entregó a Agustín Yáñez el pliego de peticiones.
La paralización de labores.
El pliego enarbolado por el Congreso Nacional de Oaxaca creó
inquietud en los medios magisteriales del país, pero especialmente en el
Distrito Federal. Ante la respuesta desfavorable de la Secretaría de Educación
Pública, el MRM llamó el 8 de mayo de 1968 a enviar cartas a Félix Vallejo
Martínez para manifestar su preocupación. Posteriormente, se iniciaron
reuniones en escuelas y delegaciones.
El descontento comenzó a desbordar a los líderes
oficialistas. La Liga Comunista Espartaco informaba en un manifiesto: “En las
últimas semanas una gran y creciente inquietud se ha venido desarrollando entre
los maestros de la Sección IX del SNTE.
Cansados de los llamados que los charros les hacían a la
cordura y a la “espera paciente” de la respuesta de la SEP al pliego petitorio,
se han rebelado contra las órdenes de los dirigentes vendidos del SNTE; y en
contra de la voluntad de éstos en varias delegaciones sindicales han celebrado
asambleas en las que han expresado su más enérgico repudio a los charros y han
denunciado su complicidad con la SEP y el gobierno reaccionario de GDO, al
tratar de crear ilusiones en el magisterio de que por medio de las “pláticas
cordiales” se lograrán “grandes conquistas”.
En estas reuniones los maestros han señalado que ésta es una
vil y asquerosa maniobra con que se trata de preparar el terreno para hacer
aparecer las migajas que el gobierno arroje a los maestros como “pruebas” de la
“magnanimidad y buen corazón” de éste.
Por encima de todos los obstáculos que los charros y sus
cómplices han colocado ante los maestros, de las amenazas de la represión que
ya se anuncia, la agitación se extiende en todo el DF. En las asambleas
delegacionales se ha acordado la formación de comités de lucha en cada zona
escolar, la elaboración de propaganda, la colocación de mantas y carteles
informativos en la fachada de las escuelas, la celebración de asambleas con
padres de familia y otras medidas tendientes a desarrollar y fortalecer el movimiento.
El estado de inquietud y agitación entre los maestros del
Distrito Federal plantea la posibilidad de un nuevo y combativo movimiento del
magisterio nacional, que puede tener grandes repercusiones en otros sectores
del pueblo”. (6)
Ciertamente, la movilización tendió a incrementarse, y llegó
en los meses de julio y agosto a la realización de mítines y asambleas masivos.
Este proceso se vio estimulado por el movimiento de los estudiantes, el cual
había estallado a fines de julio.
Durante el movimiento estudiantil-popular de 1968, la
dirección del SNTE se alineó de lleno con el gobierno. Por ejemplo, el 6 de
agosto el Comité Ejecutivo Nacional peroró: “En respuesta al llamamiento
cordial que hiciera a la nación el C. Presidente de la República, licenciado
Gustavo Díaz Ordaz, el día 1º del corriente agosto, en la ciudad de
Guadalajara, Jal., el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
reitera su invariable determinación de contribuir al fortalecimiento de la
unidad nacional, por ser ésta la única forma de garantizar que continúe el
desarrollo acelerado del país, siempre bajo los postulados de la Revolución
mexicana”. (7)
Idéntica posición asumieron los comités ejecutivos
delegacionales del Politécnico, el 20 de agosto, nada más que caracterizaban a
los estudiantes de provocadores. En cambio, el MRM y otros grupos de la
oposición democrática se solidarizaron con el estudiantado en lucha. El MRM
declaró: “La gravedad de estos acontecimientos ha estremecido la conciencia
nacional. Maestros, estudiantes y pueblo en general no sólo repudian y condenan
la agresión, sino que han coincidido en la necesidad de luchar por los seis
puntos del pliego petitorio que han presentado a las autoridades los órganos
representativos del sector estudiantil”. (8)
En vista de la situación de aquellos días, la SEP adelantó
las vacaciones. Así, Agustín Yáñez comunicó a Félix Vallejo y a Carlos
Jonguitud: “En respuesta a su oficio número 14,533, de esta fecha... reitero el
reconocimiento pleno del derecho del magisterio nacional para disfrutar de
vacaciones íntegras, durante los periodos de antemano establecidos...
En tal virtud, el 31 de este mes, de acuerdo con lo previsto
por el calendario escolar vigente, tipo A, se dará por terminado el presente
año lectivo...
Las labores… se reanudarán el 4 de noviembre, conforme lo
fija el propio calendario escolar...” (9)
El adelanto de vacaciones desmovilizó en parte al grueso del
magisterio capitalino; sin embargo, no impidió que los elementos de avanzada,
que constituyeron el Comité Coordinador de Comités de Lucha Magisterial,
continuaran sesionando y apoyando a los estudiantes en huelga. La
desmovilización, pues, fue relativa.
Antes de la materialización del paro, el Cuerpo Directivo
del MRM señaló: “A finales del año lectivo anterior, el descontento magisterial
empezó a manifestarse en formas de lucha enérgica, debido, entre otros motivos,
a que el Comité Nacional del SNTE aceptó la solución de los 125 pesos por
plazos sin consultar a la base ni a los diferentes órganos de dirección, sino
limitándose a considerar importante aumento lo que los maestros unánimemente
consideraron una cantidad verdaderamente insuficiente”.
Decía líneas abajo que el SNTE celebró una reunión de
secretarios generales seccionales para demandar a la SEP el pago a partir del 1
de septiembre y llamaba a los maestros a apoyar con acciones dicha petición. La
SEP, el 2 de noviembre, resolvió otorgar al magisterio del DF los 125 pesos
completos a partir del 1 de noviembre.
Añadía: “...el MRM considera necesario aclarar su posición
sobre la idea que viene circulando de ir a un paro sin que previamente esta
decisión se haya generalizado en la base, sin que los maestros estén
organizados y preparados para sostenerlo, sin que se tenga noción clara de qué tipo
de paro se trata, sin haber palpado el grado de decisión para llevarlo a cabo,
sin que exista la claridad necesaria respecto a los objetivos que se persiguen
y, finalmente, haciendo caso omiso de la nueva situación creada por el
acortamiento de los plazos. En estas condiciones, tal planteamiento nos parece
precipitado y falto de base. El MRM mantiene el punto de vista de que la medida
del paro no puede descartarla ningún maestro de base, puesto que ésta es una
forma legítima de lucha; pero ahora no es la medida adecuada”. (10)
El 4 de noviembre se llevó a efecto una combativa asamblea
de maestros en el auditorio Rafael Ramírez, de la Escuela Normal Superior,
donde se acordó levantar demandas propias --aumento de sueldos, de quinquenios
y de aguinaldo-- y apoyar al movimiento estudiantil. El día 5 hubo un intenso
brigadeo en las escuelas primarias del DF.
Édgar Robledo Santiago, secretario general de la Federación
de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado, el 8 de noviembre llamó
al magisterio a no secundar los llamados de “grupos minoritarios demagógicos”.
Félix Vallejo declaró el día 11: “El Comité Ejecutivo
Nacional y el Comité Ejecutivo de la Sección IX del SNTE se dirigen al
magisterio del DF para aclarar que indebidamente se está tomando el nombre de
los cuerpos directivos para suspender las actividades docentes en los jardines
de niños y en las escuelas primarias del DF, con el pretexto del pliego de
demandas económicas que los órganos de dirección sindical han estado atendiendo
desde que tales demandas fueron presentadas al gobierno.
Al efecto aclaramos que... el gobierno federal determinó
acortar los plazos...
En virtud de lo expuesto, el movimiento que se pretexta para
el acto de suspensión a que nos referimos se encuentra sin base y por tanto sin
la autorización de los órganos de dirección sindical, lo que aclaramos para el
fin de que el magisterio del DF no sea sorprendido y no incurra en actos de
ilicitud que afecten la seriedad de la organización por el empleo incorrecto de
los recursos de lucha sindical”. (11)
El 12 de noviembre estalló el paro del 50 por ciento del
magisterio capitalino, de acuerdo con los datos de la LCE. Según Agustín Yáñez,
pararon 40 de las 1,455 escuelas (763 matutinas, 573 vespertinas y 119
nocturnas).
“La Secretaría de Educación Pública… ha desplegado a un
grupo de abogados de su dirección general jurídica, inspectores administrativos
y escolares, para levantar las actas correspondientes, porque en este caso en
que maestros, sin ninguna razón ni fundamento legal, determinan las
paralizaciones, la secretaría obrará dentro de la ley pero con la mayor energía”.
(12)
Dijo que los sueldos de los profesores no eran bajos.
La SEP dio de baja, el día 13, a 63 maestros, entre ellos a
Pedro Estrada, Efraín Gracida, Jesús Martín del Campo y Antonio Martínez. A la
vez, Agustín Yáñez inició reuniones con padres de familia, en su despacho, para
orientarlos sobre la situación prevaleciente.
Al otro día, Félix Vallejo envió un telegrama a GDO: “...las
medidas tomadas por las autoridades (de la) Secretaría (de) Educación Pública
(en el) caso de los compañeros maestros (que) realizaron (una) suspensión (de)
labores (el) día 12 actual, (debe ser reconsiderada en virtud de que la)...
mayoría (de los) maestros (que) intervinieron (en) dicho paro fueron
sorprendidos con (el) argumento de que nuestro sindicato había autorizado (la)
citada suspensión”. (13)
El 15 de noviembre se efectuó una reunión de Agustín Yáñez
con jefes de sector e inspectores de zona escolar, ante quienes expresó: “El
gobierno ha hecho un gran esfuerzo..., año con año, para lograr la mejoría del
magisterio nacional; se han aumentado las plazas en forma considerable. El
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) ha sido un factor
constante para el mejoramiento del magisterio. El SNTE ha trabajado también por
la consecución del mejoramiento profesional de los maestros”. (14)
Al día siguiente se realizó un mitin de maestros y padres de
familia en los patios de la SEP, convocado por el Comité de Lucha Magisterial,
el cual entregó un documento a la dependencia.
Mario Aguilera Dorantes, oficial mayor de la SEP, el 18 de
noviembre se dirigió a los 168 directores de las escuelas matutinas de
instrucción primaria, a los inspectores y a los jefes de sector en el DF para
que impidieran la realización de paros.
Los cesados, gracias a la solidaridad de los trabajadores, a
la presión de los grupos de oposición sindical y a una actitud conciliadora del
equipo de Vallejo, poco a poco fueron reinstalados.
El Partido Comunista Mexicano analizó en los siguientes
términos el paro magisterial del 12 de noviembre: “Es natural que junto a este
movimiento surjan otros que apoyen dichas demandas y que presenten las propias
basadas en su situación particular. Ya varios miles de maestros de primarias
del Distrito Federal ligan lo insatisfactorio del aumento de sueldos otorgado
por el gobierno con la represión al movimiento estudiantil-popular. El
descontento imperante en ese sector ocasionado en sus malas condiciones
económicas, en las violaciones a la democracia interna que se cometen en su
sindicato, en la represión contra los estudiantes, en la situación general que
vive el país como consecuencia de la política gubernamental antidemocrática,
dan pie al deseo de lucha, expresado en el paro de labores realizado por varios
miles de maestros el día doce del presente mes.
Es indudable que las represalias de la Secretaría de
Educación Pública con motivo de este paro, concitan la acción de todos los
maestros por el respeto a sus derechos. La acción unida de los maestros en
solidaridad con el movimiento estudiantil-popular y por sus propias demandas
los conducirá al triunfo”. (15)
Notas.
(1) Othón Salazar, Informe del Cuerpo Directivo a la 1ª
Asamblea Nacional, México, CD del MRM, 1967, p. 5.
(2) Ibíd., pp. 26-27.
(3) Sección Novena del SNTE, a. III, núm. 13, marzo de 1968,
p. 1.
(4) Movimiento, núm. 6, 27- ii -68, p. 1.
(5) Movimiento, núm. 6, 27-II-68, p. 1.
(6) Volante, 24-VI-68.
(7) Novedades, 7-VIII-68, y Gerardo Peláez Ramos, Historia
del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, México. Ed. del STUNAM,
2ª ed., 2000, p. 175.
(8) El Día, 19-VIII-68.
(9) Tiempo, núm. 1373, 26-VIII-68, p. 6.
(10) Volante, 2-XI-68.
(11) Tiempo, núm. 1385, 18-XI-68, p. 12.
(12) Ibíd., p. 11.
(13) Tiempo, núm. 1386, 25-XI-68, p. 18.
(14) Ibíd., p. 19.
(15) Nueva Época, núm. 1 (19), enero de 1969, pp. 73-74, y
Partido Comunista Mexicano 1967-1972, México, ECP, 1973, pp. 235-236
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